Esta población y municipio del mismo nombre situados en la región semi-desértica del estado y a sólo 1 hora y media de la capital, son poseedores de una de las bellezas naturales más impresionantes de todo México como lo es el Cerro de Peñón Blanco, la piedra de granito más grande de toda la república mexicana.
La historia de esta región está perdida en el tiempo, pero la podemos retomar desde hace unos 6000 años antes de Cristo con la presencia de grupos nómadas, que luego se desarrollaron en tribus chichimecas como los Zacatecos, Babosariguarmes, Mezcaleros y principalmente Tobosos quienes recibieron a los Españoles alrededor del año 1560 a pedradas y flechazos.
Después, ya todos sabemos que pasó, pero ahora en día en el siglo XXI, era que se suponía de paz y armonía, el área puede ser una de las pocas donde efectivamente podemos encontrar esta paz que tanto anhelamos.
Por un lado está su gente hospitalaria y el balneario de la Concha con excelentes aguas termales naturales que emanan de la tierra, donde podemos pasar todo el día divirtiéndonos a lo lindo con nuestra familia y amigos.
Pero del otro y retomando lo de esta gran peña de granito que es el cerro de Peñón Blanco, están toda una gama de posibilidades dentro de lo que es el turismo alternativo como caminatas y pedaleadas en bici de montaña por sus veredas en el semi-desierto, acampadas y actividades especializadas de alto riesgo como son las de escalada y rapel que podemos practicar en las más de ocho rutas que tiene su pared de roca vertical de más de 300 metros para escalar su cima hasta alcanzar 2,500 mts. de altura sobre el nivel del mar.