En Durango se nos da por ser centralistas y no es que sea bueno o malo, sencillamente creemos que Gómez Palacio está en la “Laguna” y ésta a su vez en Torreón y no se diga del sur del Estado en el cual raramente pensamos, pero es, por estos rumbos, al sur franco de la ciudad de Durango, donde nos encontramos con una riqueza cultural y natural de proporciones inimaginables, al municipio del Mezquital y su cabecera San Francisco del Mezquital, definitivamente la puerta tradicional al Durango Indígena.

Desde muy temprano en nuestra historia, de hecho desde lo que llamamos la pre-historia, tenemos a grupos de humanos de las culturas “Clovis” (de hace 6 a 7 mil años) y luego de la cultura mogollón ( o sea, de los habitantes de casas en las cuevas de los acantilados) mismos que por cierto podemos encontrar en la mayoría de las quebradas (barrancas) en la Sierra Madre Occidental en Durango, con presencia de hace unos mil años antes de Cristo, culturas que obviamente ya no existían a la llegada de los españoles a nuestras tierras. Sin embargo, al momento de lo que se le ha dado por llamar el contacto, había en Durango grandes pueblos indígenas que si bien vivían en constantes pleitos de vecinos, todos gozaban de una tranquilidad aun cuando un tanto relativa.

De seguro desde 1521 cuando cayó la gran Tenochtitlán ante Cortés y sus invasores europeos, todos los indígenas de México sintieron por un instante, un tremendo vacío “agüerero” en el estómago, pero no fue sino hasta los 1540 y tantos, cuando los naturales del Mezquital sintieron ya “pasos en la azotea” al oír de Nuño de Guzmán en Nayarit violentamente reduciendo a los locales de sus costas y estos huyendo hacia la sierra despavoridos.

El mismísimo Francisco de Ibarra pasó por estas tierras reclamándolas para la Nueva Vizcaya en 1566, pero desde más o menos en 1556 o 57, el franciscano Juan de Tapia establece una misión junto a “fuentes de agua caliente” que unos creen pudiera haber sido cerca de Durango pero la historia nos dice que “más bien” fue en Atotonilco, pueblito que ya no sale en los mapas, pero realmente hay algo de confusión al respecto, el mismo fue por mucho tiempo “visita de la doctrina franciscana de Nombre de Dios”.

En 1560 se había fundado la misión de Agua Zarca por los frailes Agustín de Espinoza y Juan de Fonte, misma que está a pocos kilómetros del Mezquital, en marzo de 1580 se establece Santa Maria de Huazamota (Guazamota) por el Fraile Andrés de Ayala y por fin es hasta 1588 que se funda la misión de San Francisco del Mezquital por el fraile Pedro de Hereida. Fue de estas tres misiones de donde inicia el gran esfuerzo de conversión de los indígenas de esta región de la sierra madre, por parte de los franciscanos.

Ahora, la cosa no fue tan facilita y el hecho lo demuestra lo remoto que es todavía el municipio del Mezquital cientos de años después, ya que los Tepehuanos (de arriba y de abajo), Huicholes, Coras, Mexicaneros y otra gente ahora extinta como los Zacatecos, Humis, Guachichiles, Caxcanes, Huasaves y otros más, trataron por todos los medios disponibles a su alcance librarse a como fuera posible, del yugo de los conquistadores y sus dioses.

Como habíamos comentado que luego allá por 1540 o antes, Nuño de Guzmán había sometido a “Guazamota” ahora Huazamota, parte del municipio del Mezquital, pero no dejamos claro que inmediatamente después en 1541, los indígenas de por ahí se comieron literalmente asándolo, al único encomendero Juan de Arco que se atrevía a vivir solo con ellos. El terrible hecho desembocó en la gran rebelión del Mixtón, que anteriormente se había fraguado en el pueblo de Taxicoringa (Taxicaringa) donde los jefes mayores, brujos y chamanes en un gran “Mitote” se coordinaron para “expulsar a los españoles” de sus tierras y regresar las cosas a su normalidad. Por ahí nos vemos. Continuará…

FUENTES:
- Mezquital. Monografía. Segunda Edición.
De Profr. José René García Nájera.
- Panorama Cultural de un Pueblo Prehispánico en el Noroeste de México.
Durango Indígena.
De Dr. Jesús F. Lazalde.
- La Frontera Norte de la Nueva España.
De Peter Gerhard.