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EL TERRUÑO LLAMA A TODOS.
Primera Parte
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Texto y fotografías. Walter Bishop Velarde.

Desde el 21 de octubre del 2005 en que me habían contactado unas personas de Guadalajara para hacer un viaje al pueblo de San Dimas situado en un arroyo del mismo nombre de la cuenca del rio Piaxtla, habíamos estado como que nada más jugando con la idea de tal forma en que ya no le había tomado mucho interés, pero fue en este año en abril cuando se volvieron a comunicar y solicitar el mismo, pues una persona mayor que nació en este ahora verdadero pueblo fantasma, hace más de 73 años quería visitar su tierra natal y la tumba de su padre.

Y no es por nada pero aun cuando aquella región de Durango es una de las más espectaculares y hermosas de la Sierra Madre Occidental por sus abruptas quebradas y es esta particularidad precisamente la que la convierte en la más remota del estado y viajar a la misma por tierra a la fecha no es fácil, pues a pesar de todo el tiempo que ha pasado desde la colonia, este rincón de Durango no es mucho más accesible que entonces.

Ya desde 1645 en sus libros “Historia de los Triunfos de Nuestra Santa Fe” el jesuita Andrés Pérez de Ribas reconoce lo espectacular e inédito del lugar y dice “Esta altísima montaña es de las más célebres que se han visto en las Indias Occidentales y Nuevo Mundo descubierto; por su altura, por sus profundísimas quebradas, por los ríos que por ellas corren”, claro que también menciona sus minerales y como movía a los españoles a vencer todos los obstáculos ya fueran el océano, las tribus de indios “las más bárbaras y fieras del nuevo orbe” o las impresionantes quebradas.

Según Peter Gerhard es muy posible que la Quebrada del Piaxtla o “Quebrada del Diablo” fuera explorada desde Culiacán en el siglo XVI, pero el área estuvo fuera del dominio español durante muchos años y no fue sino hasta después de que el Capitán Francisco de Urdiñola diera sangrientamente fin a un acto de rebelión en 1610 y que aquí se pelearan las últimas batallas de la “gran rebelión Tepehuana de 1616”, en 1618 para que finalmente algunos años después en 1623 se fundara pacíficamente una misión (Guarisamey) en este el terruño de las tribus Indígenas ( Xiximes, Humes o Yamoribas) las más belicosas además de antropófagas de toda la Nueva España. No es de menos comentar que de una población Indígena en el área, de unas 10 mil personas en 1530, tan solo cien años después nada más se contabilizaran, 255 almas.

La cita que teníamos con nuestros clientes era para la mañana del sábado en el aeropuerto de Tayoltita ahora cabecera municipal del municipio y gran centro minero, asi que el viernes después de preparar el viaje con todo lo necesario, emprendimos camino por tierra en nuestro vehículo de apoyo como al medio día.

El camino no obstante que está pavimentado un poco más de la mitad de los 240 kilómetros que separan a Tayoltita de Durango, la porción de terracería está espantosa llena de piedras y baches, con un trazo que parece garabato de niño de preescolar y un descenso que va desde los 2,900 metros sobre el nivel del mar donde pasa el camino a un ladito del “Cerro Huehuento” que con sus 3,185 mts. de altura es de los más altos del estado y por el restaurantito de Doña Epifanía llamado “La Tableta” donde sirven las quesadillas con frijoles más deliciosas de toda la sierra, y continúa bajando hasta los 550 metros de altura en el aeropuerto a donde llegamos a la una de la madrugada, después de 10 horas de manejar y al lado del cual decidimos acampar para esperar a nuestros huéspedes.

Gracias a que un burro se la pasó rebuznando toda la poca noche que teníamos para dormir pues no dormimos casi nada y cuando por fin por razones ajenas a nuestro conocimiento tuvo éste la amabilidad de callarse ya estaba despuntando el sol y era hora de levantarse. Tuvimos que hacer línea para usar el baño con los soldados que resguardan este puerto aéreo y después de un café de dos cucharadas de nescafé con tres de azúcar al fin pudimos más o menos ver a nuestro alrededor.

Este aeropuerto de Tayoltita situado en una pequeña planicie al otro lado del río Piaxtla y al poniente del pueblo es todo bullicio a temprana hora de la mañana. En el aterrizan y despegan cuando menos unos seis vuelos diarios y posee una interesante historia en lo que a la aviación concierne, pues desde los treintas aterrizan aquí aviones de diferentes vuelos. Ahora sí..... continuará.

 
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