Fue cuando menos unos 2000 años antes de Cristo según cuentan, que tenemos conocimiento de la presencia humana en nuestra región, al llegar unas tribus del norte, entre las cuales se encontraba el pueblo Nohoan de donde probablemente descienden la mayoría de las tribus autóctonas de Durango.

Después tenemos en los años 400 DC la existencia de varias tribus como los Zacatecos, Tepehuanos, Tarahumaras y otras muchas más, habitando lo que es ahora el estado de Durango. Todos ellos vivían en lo que podemos llamar una franca "armonía bélica" con un sin fin de razones para hacerse la guerra unos a otros, sin embargo, más o menos respetaban los límites geográficos de sus territorios, mismos que por cierto vinieron a irrumpir los europeos quienes quedaron verdaderamente sorprendidos por la fiereza de los Acaxes, Xiximes y Humis considerándolos "los más fieros y salvajes de la Nueva España".

Así que cuando arriba a Durango por primera vez el capitán Ibarra, encuentra todo un mundo de actividad indígena, mismos que en algunas partes de lo que ahora es Durango, no opusieron en realidad mucha resistencia a la invasión de sus tierras y los españoles pudieron recorrer muy a sus anchas todo el territorio que placenteramente reclamaban para sus majestades, incluyendo el Valle del Guadiana donde habitaban en su mayoría tepehuanos agricultores de buenas costumbres, claro de ese tiempo.

Según parece y respaldados en otros documentos históricos, pues no se tiene un acta de la fundación de la ciudad, allá por la primavera de 1563 Ibarra envía a Alonso de Pacheco para planear la Villa del Guadiana para luego en julio 8 de ese mismo año (según) arriba a esta el Capitán Francisco de Ibarra (de sólo 25 años de edad) con algunos vecinos (no más de veinte) para declararla fundada con el nombre de Durango obviamente entidad española donde el nació.

Y sin propósito de llenar estos párrafos con asegunes dado que el sustento de los datos no es del todo sólido y no es de dudarse ni tantito que uno de estos días o años van a salir con otro cuento, pero "por mientras" o entre tanto, tenemos que la fundación se hizo en lo que es ahora la esquina de la calle Juárez y 5 de Febrero donde se había trazado el solar de la plaza principal, sin quedar muy en claro porque se hizo en este punto de los cuatro que tenemos en un cuadrado o rectángulo.
Quizás podamos decir que la esquina que se escogió, y eso si es que usaron algún tipo de sentido común, se hizo por ser la esquina más próxima a la salida del sol y de alguna forma su proximidad al pueblo indio de Analco que ya existía y quien puede negarnos que el cruce de la sequia grande quizás se hacía por cuestión de piedras, profundidad del agua, etc., en dirección a la Plazuela Baca Ortiz con continuación a la Plaza de Armas, por ende que la vereda o caminito pasara por ahí. Sólo nos podemos imaginar el hecho.

Sin embargo, es de aquí en adelante que ya se cuenta con más historia registrada y si hay algo que le encantaba a los españoles y que con toda seguridad nos heredaron, es su pasión por hacer oficios, ya que para todo tenían que pedir permiso a sus reales majestades en España y estamos hablando de una correspondencia que primeramente tenía que llegar a caballo a la capital de la Nueva España y luego en barco (barquillos) navegar por todo el atlántico hasta llegar a España y regresar, consideren 6 meses en ocasiones para un "no", pero es de estos escritos de donde podemos acertar en varios sucesos.

Ibarra brindó muchas consideraciones a los nuevos vecinos del Valle del Guadiana que incluían herramientas, semillas, ganado y otros implementos necesarios para el desarrollo de la colonia, además de ofrecer trabajo, casa y sustento a todos los que quisieran trabajar en la recién descubierta mina de Avino a solo una jornada de la capital.

Queda que algunos de los primeros vecinos fueron Alonso de Pacheco, Ana de Leyva (esposa de Pacheco), Pedro Raymundo, Agustín Camello, Pedro Morcillo, Juan de Heredia, Juan Sánchez de Alanís, Domingo Hernández, Lope Fernández, Alonso González, Clemente de Requena, Gonzalo Martínez de Lerma, Gonzalo Corona y Esteban Alonso y otros de los cuales no se tiene nombre, en total no más de veinte, además de algunos africanos esclavos e indígenas del centro. Bartolomé Arriola quien no está en la lista original, fungió como primer gobernador para luego en 1565 ser remplazado por Martín de Ibarra, mismos que posiblemente hayan llegado después de la fecha de la fundación.

En el principio y por largos años la población no contó más que con unas cuatro calles, con casas de adobe sencillas y según el mismo gobernador Ibarra gastó de su dinero para mejorar la arquitectura de las viviendas, para 1575 la ciudad contaba apenas con unas veinte o treinta familias que en conjunto sumaban unas trescientas personas, eso si muy productivas, con varias granjas a su alrededor que producían cinco mil fanegas (fanega equivalente a 55 litros) de maíz y trigo al año, además de la crianza de gran cantidad de ganado tanto mayor como menor.

Ibarra murió de tuberculosis el 17 de agosto de 1575 a los 36 años en la población de Pánuco, Sinaloa donde residió los últimos años de su vida, aun a 450 años de la fundación de la ciudad es grande la deuda que tenemos como durangueños con el mismo y los colonizadores que lo acompañaban ya sean europeos, africanos e indígenas del centro o locales, pues gracias a su espíritu emprendedor y testares lograron que Durango resistiera a un sin fin de dificultades hasta convertirse en la próspera ciudad que es actualmente. Felicidades Durango por sus 450 años de existencia. Por ahí nos vemos.

FUENTE.
- Apuntes para la Historia de la Nueva Vizcaya. Atanasio G. Saravia, UNAM,1978.
- Francisco de Ibarra y la Nueva Vizcaya. J.Lloyd Mecham, UJED, 1992.