La Sierra Madre Occidental en Durango con una superficie de 64 mil km. cuadrados, cubre un poquito más de la mitad de la superficie del Estado. Esta gran extensión de territorio está compuesta por inmensas montañas, profundas quebradas, increíbles bosques, hermosas cascadas, ríos y arroyos y una cantidad innumerable de caminos de terracería para la extracción del producto forestal, que a su vez son excelentes rutas para practicar varias actividades de Turismo Naturaleza como la caminata, bicicleta de montaña, cabalgata, cuatrimoto y moto enduro.
En esta ocasión les vamos a contar de un viaje que hicimos hace solo unos cuantos fines de semana precisamente en estos últimos vehículos mencionados, que aun cuando tienen una fama un tanto negativa, como todo, cuando se usan como es debido no hay ninguna queja de los mismos.
El motociclismo es en si una actividad un tanto riesgosa por la velocidad que logran adquirir estas máquinas, pero cuando hablas de éste en el formato de cuatrimotos y enduros (motos dos ruedas para terreno) tienes que tener mucho cuidado y hacer bien las cosas para luego no tener que lamentar algún accidente, como desgraciadamente nos sucedió en esta ocasión.
El plan de la salida fue desde el sábado con algunos de los participantes iniciando la rodada de Durango por una ruta de terracería ya establecida que pasa por Otinapa, Presitas, Banderas del Águila y El Salto, para finalmente llegar a Mexiquillo por el terraplén del antiguo proyecto del Tren a Mazatlán, que nunca se consolidó, pero dejó como resultado un muy buen bordo que ahora se usa para varias actividades. El día fue algo escabroso ya que uno de los motoristas se perdió y el grupo inicial entero tardó varias horas buscándolo, llegando ya de noche a Mexiquillo.
Nosotros, por otro lado, no habíamos podido salir temprano ese día (sábado) y nos fuimos después de comer en el autobús “Desorden” de Aventura Pantera con la buena suerte y la casualidad que nos encontramos al “perdido” ya en la carretera sin saber si iba o venía, con la moto un tanto averiada de una caída, mismo que “echamos para arriba” y continuamos a Mexiquillo.
La noche en las cabañas se puede decir que fue de fiesta bastante alegre, de tal forma que en la mañana andaban todos un poco con el “ánimo caído” pero un buen café e igual desayuno de los que sirve “Doña Esperanza”, nos pusieron a todos listos para el reto y ya como a las diez de la mañana finalmente salimos rumbo a Chavarría, pequeño poblado como a hora y media de distancia y la primera etapa del viaje. No habíamos caminado ni cinco kilómetros cuando la calamidad nos dio un pequeño “aviso” y uno de los participantes después de tratar sin éxito de brincar un súper hoyo en el camino a velocidad extrema, cayó de su moto para después de literalmente volar más de 20 mts. quebrarse la clavícula del “trancazo” y tener que abandonar el paseo (se lo llevó un jeep que traíamos de barredora) pero nosotros continuamos, unos despacio con precaución, y otros a todo como locos pero en contingente más o menos cerrado por seguridad.
De Chavarría en adelante el camino, que hasta este punto es muy agreste, se pone más benévolo, de no ser por una capa de arenita sumamente resbalosa que te trae al filo de la navaja y a punto de besar la muy querida tierra de la sierra todo el tiempo y así le hicieron algunos especialmente en las curvas del camino donde es más fácil bajarte de la moto pero indecorosamente o “de jodazo”. Después de “Golondrinas” pasamos otra hora para llegar “Pino Gordo”, otro pueblito serrano que por cierto se le veía algo de progreso con esto de la carretera nueva que les ha dado trabajo a todos, donde pedimos instrucciones para llegar al Puente Baluarte, objetivo del paseito.
Así que con las folklóricas instrucciones de “ahí derecho”, cosa difícil en un camino de una curva cada 50 mts., continuamos nuestra - debería decir loca carrera - pero lo moderaré a intensa aventura por la preciosa sierra de nuestra tierra Durango.
El río del Baluarte, en la quebrada del mismo nombre, para empezar es la frontera entre los estados de Sinaloa y Durango en una porción de sus 156 km. de largo, la cuenca se extiende 5,180 km. cuadrados y llueve en promedio 1,233 mm., lo cual lo hace un río caudaloso en temporada de lluvia, una de las especias endémicas que se encuentra pues tiene varias, es la Trucha Baluarte muy llamativa por su color dorado, y en cuanto a las aves tenemos a la Urraca Pinta, misma que ya tiene una reserva territorial arriba del pueblo del Palmito.
Pero pues nosotros en las motos íbamos hacia abajo de la quebrada, por cierto que algunos llaman Guadalupe, hasta que después de un helipuerto de la CFE se empieza a ver el Puente y verdaderamente queda uno emocionado. De lejos y contra la quebrada que tiene fácilmente más de 2,000 mts. de profundidad, no alcanza uno a captar las proporciones en lo que a tamaño respecta, pero conforme se va uno acercando al gigante y ya estando ahí, es verdaderamente impresionante la obra que se aventaron con este súper Puente del Baluarte.
Vamos a empezar con sus dimensiones que son de 1,200 mts. de largo, pero con un claro, el más largo en Norte América de 520 mts. entre las torres que miden 160 mts. de alto, además con una altura de 402.57 entre el agua del río y la superficie de rodamiento, donde por cierto cabe el edificio Empire State Building de Nueva York, es el puente de suspensión más alto de todo el mundo según certificado del World Record de Guiness. Más de 1,500 trabajadores e ingenieros participaron en su construcción donde se gastaron 12 mil toneladas de acero, 90 mil metros cúbicos de concreto con un costo de 2 mil millones de pesos. Ya si eso no los deja “apantallados” bueno pues todavía queda que lo visiten y quedarán les aseguro visiblemente conmovidos.
El camino para salir al Palmito donde nos esperaban los vehículos de apoyo está en excelentes condiciones y no nos llevó más de una hora en llegar al pueblo donde nos esperaban unas ricas “gorditas”, pero cabe apuntar para la prosperidad que fuimos los primeros cuatri moteros y endureros que recorrimos el puente, y se puede decir que lo inauguramos otra vez por todos los motociclistas que algún día pasarán por el gran Puente Baluarte, una maravilla mundial de la ingeniería Mexicana. Por ahí nos vemos.
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