... Continuando con nuestra charla del Camino Real en su paso por Durango antes de seguir a Nombre de Dios, segundo lugar mencionado en la declaratoria de la UNESCO como patrimonio de la humanidad, quizás sea bueno recordar otra vez que ésta (la Declaratoria), se hizo el 1 de agosto de 2010 después de varios años de trabajo por parte de especialistas mexicanos, algunos de ellos durangueños y que consiste en Durango de 19 sitios entre de los cuales está el Centro Histórico de la ciudad capital.

También mencionaremos que esta ruta ahora “Camino Real Tierra Adentro” en algunos momentos sigue trazos de una ruta todavía más antigua que el Camino Real, milenaria podríamos decir y de uso indígena que se regía por el acceso a el agua, líquido esencial para la vida, y que en este caso se encontraba en ojos de agua, manantiales, tinajas en los arroyos y ríos, teniendo en mente que parte del camino cruza por el semi-desierto y el mero mero desierto chihuahuense, el más grande de Norte América, pero también de los más secos ya que solo llueve unos 250mll al año en promedio. Cabe también decir que la presente no es una investigación de peso ni mucho menos, es solo una redacción ligera para invitarlos a ustedes lectores a salir y visitar estos puntos por ustedes mismos.

De la Hacienda de San Antonio de Juana Guerra, situada en el cruce de la carretera panamericana no. 45 y el poblado Amado Nervo, continuaba el camino hasta la Villa de Nombre de Dios, que bien podemos nombrar como la puerta hacia el norte de México, donde se construye el primer templo de esta región de México, la Iglesia de San Francisco, que por motivos políticos y de discriminación que luego veremos, ahora en día solo queda el frontispicio pues increíblemente se cayó todo lo demás incluyendo la torre por falta de mantenimiento.

En la declaratoria se indica acertadamente a Nombre de Dios y el conjunto arquitectónico de la pequeña ciudad y alrededores como parte del Patrimonio de la Humanidad, ya que es uno de los pocos lugares en el estado donde se ha conservado un tanto más el pasado. Aun cuando la presencia de los Franciscanos está documentada desde 1555 cuando Fray Jerónimo de Mendoza celebra la primer misa de estas latitudes, no es hasta el 11 de enero de 1562 que el Capitán Ibarra funda la Villa de Nombre Dios.

Al parecer, aun cuando la villa era pequeña, la vida cotidiana era una tanto complicada al juzgar por la cantidad de iglesias que tenía y todavía conserva. Tenemos para empezar que establecer el hecho de que en la población había (todavía está) una calle que se llama “Guardarraya” que servía para indicar hasta donde podían andar los indígenas cuando no estaban trabajando para sus señores los españoles. Del lado Oriente estaba la Plaza de Armas, El Mercado, los Templos de San Francisco y el más importante, el de San Pedro Apóstol y que era donde iban a misa los colonos, además de este lado pero más al sur, estaba el Santuario de la Virgen de Guadalupe y la mayoría de las casas españolas.

Ahora que del lado Poniente de esta peculiar callecilla, podemos decir, estaba la infraestructura industrial del pueblo, con todo y los Indígenas y africanos que venían con los conquistadores del centro del país, como los Tarascos. Los Tepehuanos y Zacatecos iban a misa en el Templo de Nuestra Señora de la Natividad “La Ermita” que desde 1570 lo ha atendido la Cofradía de la Virgen de la Soledad, con imágenes ahora del siglo XVI, y los foráneos asistían al Templo de Jesús Nazareno, que junto con su cofradía del Dulce Nombre de Jesús es uno de los más antiguos del estado, con un sin número de interesantes obras de arte, incluyendo la calavera del Indígena Urajan de luna que muere asesinado de un golpe todavía visible en la misma, famoso por haber traído el cuadro de “las Ánimas” (mural en tela monumental) desde la capital de México. Cuando visite esta pintoresca cabecera municipal no se olvide de comerse unas “gorditas” sabrosísimas que cocinan en varios restaurantes del lugar.

El camino ahora real de tierra adentro, continuaba por el malpais pasando por “los Berros” donde Fray Jerónimo de Mendoza en 1555 celebra la primera misa de toda la Nueva Vizcaya o Norte de México a un lado de su hermoso ojo de agua que aun emana una gran cantidad de la misma y que sirve en un principio para los balnearios del lugar y luego para regar las milpas y huertas de la región que por cierto es famosa por unos riquísimos membrillos en temporada además de granadas, miel, mezcal, vinos de varias frutas y artesanías tejidas de carrizo muy bonitas.

Hoy en día muy pocas personas le ponen atención al tiempo y a la velocidad por la cual trascurre, pero vamos a imaginarnos por un momento que vamos caminando por el camino real tierra adentro con 10 centímetros de polvo en su superficie, en el calor de medio día, no se oye casi nada pues, los pajaritos del campo a esas horas no pueden ni cantar y solo vamos oyendo alguna tontada que nos va platicando nuestro compañero de viaje, el rechinido de las ruedas de la carreta y las pisadas de los 6 bueyes que jalan el carretón. Vamos a la velocidad de los animales que es un tanto más lenta que el caminar de un hombre y el tiempo que nos toma llegar a la hacienda de La Punta todo un día entero (12 horas) es eterno, pero así se viajaba.

Si eras potentado o minero con mucho dinero ibas en carreta más ligera tirada por mulas o caballos igual de polvozo, caluroso y aburrido pues eso de que iban corriendo los pobres jumentos que tiraban del carromato solo se ve en las películas, en la vida real solo iban trotando quizás a un paso un tanto más rápido pero casi lo mismo.

La otra etapa de la Hacienda la Punta era hasta la Hacienda de Navacoyán, ahora patrimonio de la humanidad las dos, y también el Puente del Diablo donde cruzabas el río Tunal. En este puente, que según es del diablo porque este ayudó a construirlo, otra vez cuando eras personaje importante los vecinos de la ciudad de Durango venían hasta el mismo para recibirte y con toda seguridad se hacía una gran comida en tu honor en la Hacienda donde pernoctaban todos para salir hasta el día siguiente a Durango, o después de un recibimiento alegre con un refrigerio rápido, continuaban a la Ciudad para entrar por lo que es ahora el Corredor Peatonal Constitución y el Centro Histórico (parte del patrimonio) más bonito de todo el norte del país y que en aquel entonces era la pequeña ciudad de Durango. Por ahí nos vemos.